INRI

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"Si, Creo". ¡ Muchas gracias ! Me felicito de haber recibido el pan de los fuertes ".

Diálogo: (Kalos Logos)

La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.
Por eso proponemos un blog, como lugar de encuentro, para regocijarnos con la ciencia, para cultivar el Ars médica , la música, la literatura,la pintura. Desde nuestra posición bioética personalista ontologicamente fundamentada, queremos dialogar con la Fe , conciliarnos con la éticas: deontológica de Kant,la ética de la virtud, las éticas teleológicas, el humanismo integral de Jacques Maritain, otras que deseen ahondar en el misterio y la dignidad de la persona humana.

Tienen Uds. el Kalos Logos, adelante...
Código Médico Minsa
Nicaragua, Reg. 7799.

Este blog esta dirigido a los especialistas de las ciencias de la vida, especialistas de la medicina, estudiosos de la ética médica, bioética y de las humanidades médicas.

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sábado, 31 de marzo de 2012

Creación del Espíritu Humano, la Muerte Humana , El Hombre y la Inmortalidad.

El  Gran Pino
“es un ser viviente al que amo como a un viejo camarada. Conoce toda mi vida y me da excelentes consejos (…) Desearía ser enterrado bajo él.”  
Paul  Cézanne .
Recuerdo  a mi  amigo,   " Quitó ",  pintor,  que conocí en el  verano de 1972,   trabajabamos como voluntarios    en el  Hospital  Giuseppe Benedetto Cottolengo  de  Turín.   
Nos  deleitaba  con botellas  de Nebiolo , Dolcetto y  sus dulces lecciones  de  arte  que dejaron  grabada mi alma.
Sirva de proemio a Ramón Lucas Lucas, Profesor de Antropología Filosófica de la  Pontificia  Universidad  Greogoriana,   de Roma.


El Contenido de la Sección "Antropología" fue apoyado por el Libro "El Hombre Espíritu Encarnado" de Ramón Lucas Lucas L.C. de la Editorial SIGUEME.
Toda la información presentada fue elaborada por estudiantes de Maestría del Instituto Juan Pablo II, sede Monterrey - Nuevo León. México. Dejando claro que el material NO HA SIDO REVISADO NI POR EL AUTOR NI POR EL EDITOR.

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viernes, 30 de marzo de 2012

La Ley de Hume, Falacia Naturalística

David  Hume  y  la  Bioética:
Socrates,  en el  diálogo  de  Teetetos, resuelve el problema  de la  verdad.
Los pensadores  desde entonces se  dividen  en  :  cognitivistas  y  no cognitivistas.
La  disputa  ética   de estos, hoy  esta en  una especie   "crocevia"  del  debate  bioético. 
Retrato de David Hume, por Allan Ramsay 1766, 
La  Ley  de  Hume deriva  de una  observaciòn   contenida en la  obra  "  Treatise  of  the  Human  Nature" de David  Hume,  que la  filosofía  analítica  inglesa  a partir  de  G. Moore, define  como la  "falacia  naturalista".

  • Autores: 
  • Localización: Medicina y ética: Revista internacional de bioética, deontología y ética médicaISSN 0188-5022, Vol. 17, Nº. 4, 2006 ,págs. 257-279
  • Resumen:
  • La Ley de Hume y la crítica a la falacia naturalista de Moore han sido usadas como base del no-cognoscitivismo ético, para afirmar que los valores no se pueden conocer racionalmente, sino solamente intuirlos o circunscribirlos a la esfera subjetiva de las emociones.

     Sobreentendida en la dicotomía hechos/valores de la Ley de Hume, hay una concepción reductiva de la realidad, considerada sólo como el conjunto de hechos cuantificables, mesurables, incluso verificables (principio de verificación neopositivista).

     Relacionada con la dicotomía hechos/valores se ha impuesto -siempre en el ámbito analítico- la dicotomía analítico/sintético: las proposiciones analíticas (lógicas) no tienen necesidad de verificación (siempre son verdaderas), mientras que las proposiciones sintéticas se deben verificar con la experiencia y pueden ser verdaderas o falsas.

    De este esquema rígido emergen las proposiciones éticas que, por lo mismo, no pueden ser ni verdaderas ni falsas. 

    Según H Putnam, los mismos descubrimientos científicos que han planteado hipotéticamente aspectos de la realidad no directamente verificables, han causado el.final de la dicotomía analítico/sintético, y la dicotomía hecho/valor, pues, como ya ha resaltado Quine, no se puede hacer ciencia sin valores epistémicos.

     En el ámbito analítico, las proposiciones neo-positivistas han sido superadas con el pragmatismo, por el que no hay separación entre hechos y valores y se puede hablar de objetividad en ética, pero se trata de una cierta objetividad débil, construida de modo intersubjetivo, con el riesgo de cambiar lo bueno por lo útil.


    Jules  Alexis- Muenier
    Quizás  le interese
    El Problema  Gnoseológico, Diálogo.
    El dogma de la dicotomía hechos/valores ha sido superado, pero no el del rechazo de la metafísica 
    (con excepción del así llamado "tomismo analítico").
    La bioética, teniendo como ámbito las problemáticas de la vida sometida a la tecnociencia, puede ayudar no sólo a ir más allá de la dicotomía hechos/valores, sino a recuperar una unidad de sentido en el que la razón existencial no se opone a la metafísica, pues para entender la complejidad de la vida es necesario tener los instrumentos para ver su forma y su finalidad.





Encíclicas Antropológicas Juan Pablo II

Ioannes Paulus PP. II
Karol Wojtyla
16.X.1978 - 2.IV.2005
Beatificación 1 de mayo de 2011

Después  de las  dificultades iniciales  al  tiempo de  Galileo Galilei, la razón  científica  y la  fe religiosa , se concilian.  La  encíclica,   Fides  et  ratio,  parece destinada a convertirse,  en lectura  atenta,  pausa , en el  itinerario  del  estudiante  de medicina,  médico, del estudioso de las  ciencias de la vida  y  del teólogo. 
                                                                        
   Galileo  Galilei" E pur  si muove"                    
    
           Galileo introduce  la  precisa metodología experimental, ulteriormente  elaborada,  por  Francis  Bacon.
          
Establecen  que conocer las leyes  de la  naturaleza, es  tarea  de la   razòn.

 La  medicina  logra  con la metodología  científica explicar su avance  tecnológico. El método  experimental  ha  ido refinándose y su potencial aumentando , hasta tal  punto  que hoy nos  vemos en  la necesidad de interrogarnos  sobre  la
                           
" autonomía   y  responsabilidad de la ciencia ". 

Se  hace necesario  hoy  más que nunca, visto el potencial  y limites del progreso científico, un diálogo  entre  las ciencias  y la ética,  referidas  a una  antropología  adecuada..  

Quizás  le interese la  Enciclica  Antropológica  de  Juan  Pablo II:

Fides  et  ratio.  (14 de septiembre de 1998) 

Las  otras  Encíclicas  Antropológicas de JPII,   resultan   útiles  a los  que trabajamos con las  ciencias de la vida,  su  lectura,   nos  facilita  comprender, la incontenibilidad de la  historia del  progreso  humano,  la centralidad de la persona humana, la   reflexión  axiológica,  la  ética  y  el derecho en  relación  a nuestra tarea.

Veritatis Splendor (6 de agosto de 1993)

Evangelium Vitae (25 de marzo de 1995) 


Quizás le interese:
Galileo ante el Santo Oficio,Joseph-Nicolas Robert-Fleury.
 "El Problema  de la  Verdad"  Diálogo
Blog  publicado  por  Juan  Herrera Salazar

Epistemología, Curso de Gnoseología, 2008




Estos   apuntes   no constituyen  un libro  de texto,  son solamente  una  recopilación  de las lecciones  a distancia   del  curso de Gnoseología, del año  2008.
Hay  numerosos errores, muchos por mi propia  incapacidad de pasar el  texto a  los  diferentes  formatos.
Este  texto  no ha sido revisado por  su  autor,  sirva  de referencia  a los  estudiantes  de medicina, médicos  y  a los  grupos  que trabajan en defensa de la  vida.

En  nuestra  Subcomisión  Arquidiocesana  por la  Vida,  de Managua, Nicaragua , este  curso  ha  sido instrumento útil para los médicos, editores  de la  revista de Bioética  Rayo  de Luz,  y  para los editores  de Voz  Católica de Managua.

Ha  sido d e  Gran  ayuda  a  la  Asociaciòn de  Médicos   Católicos de Nicaragua,         
( AMCN Humanae vitae)

Nos  ha  servido  para ayudar  a las organizaciones  que  trabajan para  construir                                             la  “ Civilización  del  Amor.

 Para  ayudar  a   luchar contra la “  Cultura  de la Muerte”  y argumentar  desde un
 punto de vista racional , la necesidad  y el deber,  de defender la vida, además  de
 hacerlo con las herramientas que nos da la Revelación.
 Es conveniente  buscar en librería:  
      Conocer la verdad. Texto de Gnoseología, Ateneo Pontificio Regina
Apostolorum, Roma 2008; trad.it. Stella Salvati,Conoscere la verità.
Introduzione alla gnoseologia, Logos Press, Roma 2003.
    

Quizás les interese descargar :    Curso de  Gnoseología  P.Alfonso  Aguilar. 2008

Gracias  , al P.  Alfonso  Aguilar.

Quizás  le  interese dar una  mirada:

           Paul  Rubens 
















Blog  publicado  por  Juan Herrera  Salazar

jueves, 29 de marzo de 2012

Curso de Metafísica P. Alfonso Aguilar 2007.




Estos   apuntes   no constituyen  un libro  de texto,  son solamente  una  recopilación  de las lecciones  a distancia   del  curso de Metafisica, del año  2007.
Hay  numerosos errores, muchos por mi propia  incapacidad de pasar el  texto a  los  diferentes  formatos.
Este  texto  no ha sido revisado por  su  autor,  sirva  de referencia  a los  estudiantes  de medicina, médicos  y  a los  grupos  que trabajan en defensa de la  vida.

En  nuestra  Subcomisión  Arquidiocesana  por la  Vida,  de Managua, Nicaragua , este  curso  ha  sido instrumento útil para los médicos, editores  de la  revista de Bioética  Rayo  de Luz,  y  para los editores  de Voz  Católica de Managua.

Ha  sido d e  Gran  ayuda  a  la  Asociaciòn de  Médicos   Católicos de Nicaragua,         
( AMCN Humanae vitae)
Nos  ha  servido  para ayudar  a las organizaciones  que  trabajan para  construir                                             la  “ Civilización  del  Amor.
 Para  ayudar  a   luchar contra la “  Cultura  de la Muerte”  y argumentar  desde un
 punto de vista racional , la necesidad  y el deber,  de defender la vida, además  de
 hacerlo con las herramientas que nos da la Revelación.

 Es conveniente  buscar en librería:  
Il  Significato della  Vita.Introduzione alla metafisica, trad.it. Stella Salvati,
Logos Press, Roma 2002.

Gracias  , al P.  Alfonso  Aguilar.

Quizás  le  interese dar una  mirada:

           Paul  Rubens 

Blog  publicado  por  Juan Herrera  Salazar

Las Tres Gracias de Pedro Pablo Rubens




Las  Tres  Gracias, la  disposiciòn  triangular de la composición, me  llena  de regocijo
me hace revivir  a plenitud  lo bello.

Recuerdo  los  escritos  de  mi  abuelo, Juan Francisco  Salazar , poeta de  Chinandega:   "  la  belleza es  unidad ",  ciertamente abuelito,  "Unum",  gracias  por  recordármelo.

Por  eso  mi lectura  del  cuadro no  se centra en lo barroco:

A la  derecha :   Una, La " Unidad" , " Unum" ;
al centro la  buena, La  " Bondad " ,   " Bonum " ;
a la  derecha   la  verdadera, La  " Verdad ", " Verum".

Estamos  contemplando  una  Trinidad.
¿ Acaso  la  síntesis de los  Trascendentales  no es la  Belleza ? ...  " Pulchrum ".

Parece que  Rubens  nos  propone, quitarle  el  velo  transparente  a las  Gracias,  de manera  amorosa, presenta  esa geometría, para que captemos  un significado  específico, una  invitación  a develar    un aspecto  de  la realidad  más  rico,  que logramos  al captar,  la  conexión  intrínseca  de  las  Tres  Gracias   ( los  Trascendentales).

Blog publicado por Juan Herrera  Salazar.

Filosofía y Metodología de la Investigación Científica Aplicada a las Ciencias de la Vida

Renacimiento ,   Ilustraciòn  ,  Filosofía  Analítica, Postmodernidad


Goya. Album  G. Museo Nacional del Prado



¿ Es necesaria  una  nueva  metodología  de investigación científica  aplicada  a las  ciencias  de la vida ?.

Es  hoy insuficiente el  Método Inductivo...

Es hoy  insuficiente el  Método deductivo...

Una propuesta personalista ....



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Blog  publicado  por  Juan Herrera  Salazar

miércoles, 28 de marzo de 2012

" El Fin de la Dispnea" Mario Benedetti



El  Poeta  Mario  Benedetti:



Al médico  que  dice ser  especialista del aire,                            
  quizás le  interese   leer
 " El  Fin  de la Dispnea " 
en  mi caso  debo leerlo cien   veces ,
y  grabarlo en mi memoria.

1. Padezco  de  Asma
2.Tengo  un programa para el  control del  asma...  

El  fin  de la  Dispnea
 Gentileza del Dr. Félix Pal.

" Yo mismo soy, pese a mis treinta y nueve años, aún no cumplidos, un veterano de la disnea. Dificultad de respirar, dice el diccionario. Pero el diccionario no puede explicar los matices. La primera vez que uno experimenta esa dificultad, cree por supuesto que llegó la hora final.
Después uno se acostumbra, sabe que tras esa falsa agonía sobrevendrá la bocanada salvadora, y entonces deja de ponerse nervioso, de arañar empavorecidamente las sábanas, de abrir los ojos con desesperación. Pero la primera vez basta advertir, con el correspondiente pánico, que el ritmo de aspiraciones e inspiraciones se va haciendo cada vez más dificultoso y entrecortado, para de inmediato calcular que llegará un instante en que los bronquios clausuren su última rendija y sobrevenga la mortal, definitiva asfixia. No es agradable.
Tampoco es cómodo para los familiares o amigos que presencian el ahogo; su desconcierto o su impotencia se traducen a veces en auxilios contraproducentes. Lo mejor que se puede (o se podía) hacer, frente a un asmático en pleno ataque, es dejarlo solo. Cada uno sabe dónde le aprieta el pecho. Sabe también a qué debe recurrir para aliviarse: la pastilla, el inhalador, la inyección, la cortisona, el cigarrillo con olor a pasto podrido, a veces un simple echar los hombros hacia atrás, o apoyarse sobre el lado derecho. Depende de los casos.
La verdad es que el asma es la única enfermedad que requiere un estilo, y hasta podría decirse una vocación. 
Un hipertenso debe privarse de los mismos líquidos que otro hipertenso; un hepático debe seguir el mismo tedioso régimen que otro hepático; un diabético ha de adoptar la misma insulina que otro diabético. 0 sea (si queremos elevar el caló alopático a un nivel de metáfora) todos los islotes de Langerhans pertenecen al mismo archipiélago. Por el contrario, un asmático no perderá jamás su individualidad, porque la disnea (lo decía mi pobre médico de mutualista, para disimular decorosamente su ignorancia profesional sobre el escabroso tópico) no es una enfermedad sino un síntoma.
Y aunque para llegar a la disnea haya que pasar previamente por la aduana del estornudo, lo cierto es que hay quien empieza el jadeo a partir de un sandwich de mariscos, pero hay otros que llegan a él mediante el polvillo que levanta el plumero, o al mancharse los dedos con papel carbónico, o al registrar en las fosas nasales la vecindad de un perfume, o al exponerse excesivamente a los rayos del sol, o tal vez al humo de un cigarrillo. Para el asma, todo eso que Kant llamaba Ding an sichpuede ser factor determinante. De ahí el sesgo casi creador de la disnea.
No es cuestión de caer ahora en un chauvinismo bronquial, pero los asmáticos solemos (o solíamos) hacer una pregunta que siempre sirvió para desconcertar a los críticos literarios no asmáticos:
 ¿Habría concebido Marcel Proust su incomparable Recherche de no haberlo obligado el asma a respirar angustiosamente sus recuerdos?
 ¿Podría alguien asegurar que el célebre bollo de magdalena o los estéticos campanarios de Martinville no fueran el origen de lo que hoy llamaríamos su primera y bienaventurada disnea alérgica?
 No hay que confundir la disnea con la anhelación o el jadeo, proclama hoy la ciencia. No obstante, es probable que en época de Proust todavía se confundieran, y la disnea fuera casi anhelación, digamos un anhelo en desuso, o mejor aún cierta incómoda presión en la conciencia.

Al lector ,  que ya   debe  respirar  ya  angustiado
les propongo  tomar  un poco  de aire,
contemplemos  y  respiremos  lentamente,

Santa Ana, con la Virgen y el Niño
(Sant'Anna, la Madonna, il Bambino)
Leonardo da Vinci, h. 1510-13
Óleo sobre tabla • Renacimiento
168 cm × 130 cm
Museo del Louvre

sigamos 
" Los lectores que siempre han respirado a todo pulmón y a todo bronquio, no pueden ni por asomo imaginar el resguardo tribal que proporciona la condición de asmático. Y la proporciona (o la proporcionaba) justamente por ese rescate de lo individual que, a diferencia de lo que sucede con otros achaques, siempre aparece preservado en la zona del asma.
¿Qué podrán preguntarse, por ejemplo, dos crónicos de la próstata?
 No es conveniente, por razones obvias, entrar aquí en detalles, pero la verdad es que lo que rige para uno, rige para todos. 
Tal monotonía es asimismo válida para quienes se encuentran en la sala de espera de un cardiólogo, entre el segundo y el tercer infarto, o para quienes, homeopatía mediante, coleccionan en etiquetadas cajitas sus cálculos muriformes, o sea urinarios de oxalato cálcico.
Desde los lejanos tiempos de los cuatro humores de Hipócrates, un gotoso siempre ha sido igual a otro gotoso. Pero un asmático, con respecto a otro asmático, no es igual (he aquí el matiz diferencial y decisivo) sino afín.
Por eso, hasta hace dos años (o sea hasta la aparición del CUR-HINAL) Montevideo era para nosotros los asmáticos una ciudad riesgosa, pero también una ciudad envidiable. Masonería del fuelle, nos llamó un resentido, reconozcamos que con cierta razón. 
Los asmáticos nos distinguimos y nos atraemos desde lejos. Un leve hundimiento en el pecho, o un par de ojos demasiado brillantes, o una nariz que aletea casi imperceptiblemente, o unos labios resecos y entreabiertos; siempre hay algún dato físico que sirve de contraseña. Eso, sin contar con los detalles marginales: el bulto particular que forma en el bolsillo del saco el aparato inhalador, o el concienzudo interrogatorio al mozo del restorán sobre posibles riesgos de mayonesa, o la rápida huida ante una polvareda, o la discreta operación de abrir una ventana para que se despeje el humo de cigarrillos. Cuando un asmático reconoce alguno de esos rasgos fraternales, se acerca rápidamente al cofrade y entabla con él uno de esos diálogos que constituyen la sal de la vida disneica.
«¿Qué tal? Asma, ¿verdad?» «Sólo nasal.» (Hay un poco de vergüenza en este reconocimiento, porque el asmático exclusivamente nasal está considerado como un neófito, como un mero aprendiz. 
Entre un asmático bronquial y otro nasal, existe la misma diferencia que entre un profesional y un simple idóneo.) Pero el cofrade puede ser también un bronquial, y entonces sí la camaradería se establece sin trabas: «Esta época es terrible.» «Como todos los otoños.»
«¿Usted puede creer que para mí es peor la primavera? «Mire, yo hace tres noches que no pego los ojos.» 
«¿Usa inyecciones o inhalador?» «Inhalador. Tengo miedo de habituarme a las inyecciones.» «A mí me pasa igual. Claro que desde que fabrican el liquido aquí en el país, ya no destapa como antes.» «¿Verdad que no? Se precisa por lo menos el triple de bombazos.»
 «¿Usted con cuántos bombazos se destapa?» «En los accesos leves, seis o siete; en los más fuertes, quince o veinte.» «A mí me recomendó el médico que nunca pase de diez.» «Sí, claro, pero siempre que use liquido importado.» «Bueno, yo siempre encuentro alguno que me trae dos o tres frasquitos de París.» Y así sucesivamente.
 El diálogo puede durar diez minutos o tres horas. Como cada asmático es un mundo aparte, un paciente aislado y personal, también su historial tiene originalidad e inevitablemente atrae el interés del compañero.
Durante varios años sufrí una suerte de discriminación. A partir de una fiebre tifoidea (según consta en los archivos del Servicio de Certificaciones Médicas, durante la epidemia de 1943/44 fui el primer caso comprobado en las filas de la Administración Pública, excluidos los Entes Autónomos), comencé a padecer primero asma nasal, luego disnea. 
Sin embargo, el médico de la familia se obstinó en diagnosticar: fenómenos asmatiformes. Bajo esa denominación, yo me sentía absolutamente disminuido, algo así como un snob del asma. Si se me ocurría abrir una ventana para que se disipase el humo de esos cigarrillos que no fumaba, y alguien se me acercaba solícito a preguntarme: «¿Es usted un bronquial?», yo me sentía muy desalentado cuando me veía obligado a responder con inflexible franqueza. «No, no. Son sólo fenómenos asmatiformes.» De inmediato advertía que se me hacía objeto de discriminación: nadie me preguntaba por pastillas, inhalaciones, nebulizadores, jeringas, adrenalina, hierbas curativas u otros rasgos de veteranía. Fue un largo calvario, de médico en médico. Hasta me cambié de mutualista. Siempre la misma respuesta: «No se preocupe, amigo. Usted no es asmático. Apenas son fenómenos asmatiformes.» Apenas. 
Esa palabrita me molestaba más que todos los accesos. Hasta que un día llegó a Montevideo un doctor suizo especialista en asma y alergia, e instaló un estupendo consultorio en la calle Canelones. Hablaba tan mal el español que no halló (así lo creo) la palabra asmatiforme, y me dijo que, efectivamente, yo padecía asma. Casi lo abrazo. La noticia fue la mejor compensación a los cien pesos que me salió la consulta.
De inmediato se corrió la voz. Confieso que contribuí modestamente a la difusión. Ahí comenzó mi mejor época de asmático. S61o entonces ingresé en eso que mi resentido amigo llamaba la masonería del fuelle. Los mismos veteranos disneicos que antes me habían mirado con patente menosprecio, se acercaban ahora sonriendo, me abrazaban (discretamente, claro, para no obstruirnos mutuamente los bronquios), me hacían preguntas ya del todo profesionales, y comparaban sin tapujos sus estertores sibilantes con los míos. Entre los asmáticos propiamente dichos nunca hubo discriminación religiosa, o política, o racial. Yo, que cursé Primaria y Secundaria en la Sagrada Familia, y que actualmente soy democristiano, he tenido formidables conversaciones especializadas, ya no diré con integrantes del Partido Nacional, con quienes tengo una afinidad extradisneica, sino con colorados agnósticos, con socialistas y hasta con comunistas.
A este respecto, tengo bien presente una noche en que nos encontramos (en una Embajada de atrás de la Cortina) un protestante, un batllista ateo, un marxista-leninista de la línea pekinesa, y yo. Los cuatro asmáticos. Jamás aprendí tanto sobre expectoraciones como en esa noche de vodka y cubalibre. El metodista hablaba de paroxismos previos a la expectoración; el agnóstico era un erudito en expectoración espumosa; el marxista dejó constancia de que sus accesos eran infebriles (vaya novedad) y de escasa expectoración. Entonces yo dejé caer mi frase morosamente acuñada: «No hay que confundir la disnea con la anhelación o el jadeo.» Los tres me miraron con repentino interés, y a partir de ese momento noté un nuevo matiz de respeto, y hasta diría de admiración, en el trato que me dispensaron.
La nómina sería larga, pero puedo asegurar que he hablado sobre asma con judíos, con negros, con diarieros, con changadores, con todo el mundo, bah. Confieso, eso sí, que mi único brote discriminativo aparecía cuando alguien me confesaba, con lágrimas en los ojos, que no padecía de asma sino de fenómenos asmatiformes. Si hay algo que no puedo soportar es el esnobismo.
Claro, la época gloriosa no duró eternamente. Es decir, duró hasta la aparición del CUR-HINAL. Lo peor, lo más incómodo, yo diría lo fatal, fue que no se tratase de una droga descubierta en Finlandia, o en Argelia, o en el golfo Pérsico, o sea algo que uno pudiera ignorar olímpicamente o por lo menos no introducir al país invocando la escasez de divisas o cualquier otro pretexto sensato. No, lo peor es que se trata de un invento nacional. Alguien, un oscuro médico del interior, vino un día a Montevideo, convocó a una conferencia de prensa, y anunció que había descubierto una droga que curaba definitivamente el asma: el CUR-HINAL. Sonrieron los periodistas, como sonreiríamos usted, lector, y yo mismo, si un vecino nuestro anunciara de pronto que él es el vencedor del cáncer. Sin embargo, el oscuro médico extrajo del portafolio un aparato inhalador y, dirigiéndose a dos periodistas asmáticos, los invitó a que probaran el CUR-HINAL. Uno rechazó orgullosamente la oferta, pero el otro estaba en pleno acceso y se propinó dos tímidos bombazos. La disnea cesó como por encanto. Pero a veces también cesaba con los inhaladores tradicionales. 
El agregado asombroso consistió en que aquel jadeante cronista nunca más volvió a padecer asma. A lo largo de ocho o diez meses, los médicos hicieron sesudas declaraciones previniendo a la poblaci6n sobre peligrosos contratiempos provocados por la droga; las autoridades pidieron prudencia, y hasta prohibieron la venta en farmacias. No obstante, el oscuro colega los venció (como dirían los marxistas no asmáticos) con la praxis. A los diez meses de aquella espectacular y demagógica conferencia de prensa, los comunicados médicos oficiales seguían apareciendo en los diarios, pero a esa altura ya todos los asmáticos se habían curado. Un buen día, el Superior Gobierno, que siempre ha sido comprensivo con los vencedores, resolvió iniciar un sumario administrativo a todos los impugnadores del CUR-HINAL. El oscuro médico del interior fue nombrado Ministro de Salud Pública y propuesto continentalmente para el Nobel de Medicina.
Confieso que este último giro me deja totalmente indiferente. Quédese el doctorcito (que nunca fue personalmente asmático, ni siquiera asmatiforme) con su ingenua panacea. Lo que yo quiero mencionar aquí no es por cierto el encumbramiento del facultativo, sino la defección de mis cofrades. Al principio se formó, con la mejor intención, una Comisión Nacional del Asmático, que trató de poner orden en el imprevisto caos. Hay que admitir que cada asmático tuvo que luchar con su propia alternativa: darse cuatro bombazos de CUR-HINAL y aliviarse para siempre de estertores sibilantes y no sibilantes, de expectoraciones espumosas o sobrias, de toses secas y resecas, de paroxismos y jadeos; o seguir como hasta entonces, es decir, sufriendo todo eso pero sabiéndose partícipe de una congregación internacionalmente válida, sabiéndose integrante de una coherente minoría cuyo poder se afirmaba noche a noche. Personalmente, me pronuncié por la opción tradicionalista, por el asma clásico. Debo reconocer, sin embargo, que la unidad fue rápidamente corroída por la flaqueza corporal del ser humano. En la propia Comisión Nacional del Asmático, hicieron ominosa irrupción los bombazos sacrílegos del CUR-HINAL. Cierta prensa, generalmente bien informada, ha sugerido la posible infiltración de izquierdistas no asmáticos. Yo me resisto a creerlo. La cobardía corporal, he aquí la causa de esta disgregación suicida.
Poco a poco, empecé a notar que todos mis antiguos amigos asmáticos pasaban a respirar con normalidad. Sus hombros agobiados volvían a su sitio primitivo. 
Su tórax se enderezaba. Sus estornudos pasaban a ser pobres, disminuidos y esporádicos. Su dieta volvía a incluir mayonesas. Empecé a sentirme solo, arrinconado, colérico, retraído. Un eremita en plena muchedumbre. Aquel mismo resentido que una vez me había hablado de una Masonería del Fuelle, me dijo ahora que yo era un rebelde sin causa. Y otra vez comprendí que tenía razón. Porque yo venía preservando mi disnea de toda corrupción, nada más que para sentirme miembro de un clan selecto, de una minoría escogida. Pero si mis compañeros de clan defeccionaban, si uno a uno iban vendiendo su dignidad de asmáticos por el mezquino precio de una salud masificada, entonces ¿dónde quedaba mi extraño privilegio?, ¿a quién podría allegar mi bien razonada complicidad? Por otra parte, la conciencia culpable de los ex asmáticos, esa noción secreta de su lamentable deserción, los llevaba (otra vez) a discriminarme, a mirarme con resentimiento, a guardar silencio cuando yo me acercaba.
Finalmente me vencieron. El día que tuve conciencia de que yo era el único asmático del país, concurrí personalmente a la farmacia, pedí un frasquito de CUR-HINAL (ahora viene mejor envasado e incluye un aparatito inhalador) y me fui a casa. Antes de darme los cuatro bombazos de rigor, tuve plena conciencia de que ésta era mi última disnea. Juro que no pude contenerme y solté el llanto.
Hoy respiro sin dificultad y reconozco que ello significa algún progreso. Un progreso meramente somático. Claro que nunca volverán para mí los buenos tiempos. Yo, que fui uno entre pocos, debo ahora resignarme a ser uno entre muchos. Alguien propuso reunir a los ex asmáticos en una suerte de asociación gremial, concebida a escala panamericana. Fue un fracaso. Nunca hubo quórum y al final se disolvió con más pena que gloria. A veces me cruzo en la calle con algún ágil ex asmático (yo mismo subo los repechos sin problemas) y nos miramos con melancolía. Pero ahora ya es tarde. Se trata de un proceso irreversible: para la plenitud no hay efecto retroactivo. Probamos a intercambiar frases como éstas: «¿Te acordás de, cuando te hacías nebulizaciones?», «¿Cómo se llamaban aquellos cigarrillos contra el asma que largaban un olor a pasto podrido?», «¿Preferías el líquido nacional o el importado?», «¡Qué tremendo cuando llegaba el otoño!, ¿Verdad?» Pero no es lo mismo. No es lo mismo.


Blog  publicado  por Juan Herrera Salazar