Santa Claudia Prócola , canonizada por la Iglesia griega ortodoxa.
Se afirma que era cristiana en secreto, otros dicen que se convirtió después.Governor of Judea, Saint, Martyr | |
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Born | Galilee,[citation needed] Israel |
Died | Judea, Roman Empire |
Honored in | Eastern Orthodox Churches Ethiopian Orthodox Church |
Feast | 27 October (Eastern Orthodox) 25 June (Ethiopian Orthodox) |
Leer el relato toma el mismo tiempo que el concierto que someto a vuestros oídos abiertos:
Antes de presentar los
Hechos de Pilato, valga decir que los cuatro
Evangelios coinciden en que Pilato, no se mostró
complaciente ante la solicitud de los principes judíos
de ordenar la ejecución de Jesús.
Atendamos el Evangelio de Mateo,
por ser el único que incluye el lavado de manos.
Esta escena impacta por su dramatismo peculiar. El acto de
lavarse las manos y la expiación de la culpa, echan raices , significado y simbologia, compartida en otras religiones.
Este acto de expiación de culpa ,
perdura en la la frase que todavía
utilizamos, que exime de toda responsabilidad:
" En esto me
lavo las manos" .
La escena que describe
Mateo prefigura la conversión de Pilato, el agua sirve para “ borrar ”
el pecado original del recién nacido en el bautismo.
La iglesia de Abisinia también canonizó a Poncio
Pilato.

Capítulo 27
1 Cuando amaneció, todos los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo deliberaron sobre la manera de hacer ejecutar a Jesús.
2 Después de haberlo atado, lo llevaron ante Pilato, el gobernador, y se lo entregaron.
3 Judas, el que lo entregó, viendo que Jesús había sido condenado, lleno de remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos,
4 diciendo: «He pecado, entregando sangre inocente». Ellos respondieron: «¿Qué nos importa? Es asunto tuyo».
5 Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, salió y se ahorcó.
6 Los sumos sacerdotes, juntando el dinero, dijeron: «No está permitido ponerlo en el tesoro, porque es precio de sangre».
7 Después de deliberar, compraron con él un campo, llamado «del alfarero», para sepultar a los extranjeros.
8 Por esta razón se lo llama hasta el día de hoy «Campo de sangre».
9 Así se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías: Y ellos recogieron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue tasado aquel a quien pusieron precio los israelitas.
10 Con el dinero se compró el «Campo del alfarero», como el Señor me lo había ordenado.
11 Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó: «¿Tú eres el rey de los judíos?». El respondió: «Tú lo dices».
12 Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada.
13 Pilato le dijo: «¿No oyes todo lo que declaran contra ti?».
14 Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador.
15 En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso, a elección del pueblo.
16 Había entonces uno famoso, llamado Barrabás.
17 Pilato preguntó al pueblo que estaba reunido: «¿A quién quieren que ponga en libertad, a Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?».
18 El sabía bien que lo habían entregado por envidia.
19 Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: «No te mezcles en el asunto de ese justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho».
20 Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
21 Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó: «¿A cuál de los dos quieren que ponga en libertad?». Ellos respondieron: «A Barrabás».
22 Pilato continuó: «¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?». Todos respondieron: «¡Que sea crucificado!».
23 El insistió: «¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: «¡Que sea crucificado!».
24 Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes».
25 Y todo el pueblo respondió: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos».
26 Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
27 Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él.
28 Entonces lo desvistieron y le pusieron un mano rojo.
29 Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: «Salud, rey de los judíos».
30 Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza.
31 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar.
32 Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.
33 Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo»,
34 le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo.
35 Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron;
36 y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo.
37 Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos».
38 Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
39 Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza,
40 decían: «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!».
41 De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:
42 «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él.
43 Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: «Yo soy Hijo de Dios».
44 También lo insultaban los ladrones crucificados con él.
45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región.
46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: «Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías».
48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber.
49 Pero los otros le decían: «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo».
50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
51 Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron
52 y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron
53 y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente.
54 El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «¡Verdaderamente, este era el Hijo de Dios!».
55 Había allí muchas mujeres que miraban de lejos: eran las mismas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo.
56 Entre ellas estaban María Magdalena, María –la madre de Santiago y de José– y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús,
58 y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran.
59 Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
60 y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.
61 María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro.
62 A la mañana siguiente, es decir, después del día de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y se presentaron ante Pilato,
63 diciéndole: «Señor, nosotros nos hemos acordado de que ese impostor, cuando aún vivía, dijo: «A los tres días resucitaré».
64 Ordena que el sepulcro sea custodiado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos roben el cuerpo y luego digan al pueblo: ¡Ha resucitado!». Este último engaño sería peor que el primero».
65 Pilato les respondió: «Ahí tienen la guardia, vayan y aseguren la vigilancia como lo crean conveniente».
66 Ellos fueron y aseguraron la vigilancia del sepulcro, sellando la piedra y dejando allí la guardia.
EL EVANGELIO DE NICODEMO
Hechos de Pilatos (Acta Pilati)
Este documento esta presentado con profundo deseo edificante, de manera que se fortalezca nuestro conocimiento sobre la resurrección, no fue escrito por Pilato, pero si parece haber sido tomado de las actas oficiales del Praetorium de Jerusalem.
Acusado por los príncipes de los judíos, Jesús comparece ante Pilatos realizado a su entrada en el pretorio
I 1. Yo, Emeo, israelita de nación, doctor de la ley en Palestina, intérprete de las Divinas Escrituras, lleno de fe en la grandeza de Nuestro Señor Jesucristo, revestido del carácter sagrado del santo bautismo, e investigador de las cosas que acaecieron, y que hicieron los judíos, bajo la gobernación de Cneo Poncio Pilatos, trayendo a la memoria el relato de esos hechos, escrito por Nicodemo en lengua hebrea, lo traduje en lengua griega, para darlo a conocer a todos los que adoran el nombre del Salvador del mundo.
2. Y lo he hecho bajo el imperio de Flavio Teodosio, en el año decimoctavo de su reinado y bajo Valentiniano.
3. Y os suplico a cuantos leáis tales cosas, en libros griegos o latinos, que oréis por mí, pobre pecador, a fin de que Dios me sea favorable y que me perdone todas las culpas...
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Bibliografía:
La mejor edición griega y Latina del texto, con notas, es la de THILO, Codex Apocryphorum Nove Testamenti, I (Leipzig, 1832;
TISCHENDORF, Evangelica Apocrypha (Leipzig, 1853, 1876), es poco crítica a este respecto.
Para disertaciones: LIPSIUS, Die Pilatus Akten kritisch untersucht (Kiel 1871);
WÜLCKER, Das Evangelium Nicodemi in der abendlandischer Litteratur (Paderborn, 1872);
DOBSCHÜTZ, art. Evangelio de Nicodemo en Hastings, Dict. of the Bible, volumen extra; LIPSIUS, art.
Evangelio Apócrifo, en Dict. of Christ. Biog., II, 707-709.
El Acta Pilati recibe su debida atención en las historias de la literatura cristiana primitive por BARDENHEWER, ZAHN, HARNACK y PREUSCHEN.
Fuente: Reid, George. "Acta Pilati." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907.
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49. ¿Quién fue Poncio Pilato? OPUS DEI . pdf

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