Patrones de los Cirujanos, Médicos y Boticarios
Pintor: Fernando del Rincón Figueroa. (1460-1529) Escuela española. “Milagros de los santos médicos Cosme y Damián”. 1517. Museo del Prado, Madrid. Óleo sobre tabla. Dimensiones 188 x 155 cm
Resumen
Este artículo analiza la imagen de los Santos Cosme y Damián desde un punto de vista interdisciplinar.
En primer lugar se ha realizado un estudio de las fuentes textuales dónde aparece la historia de estos dos santos.
Después se ha analizado de qué manera esas fuentes textuales sirvieron de fuente iconográfica.
Posteriormente tanto la historia de los hermanos sanadores como sus representaciones artísticas se han
analizado desde un punto de vista mágico-religioso.
Introducción
Los Santos Cosme y Damián son dos de los santos sanadores más populares de
la hagiografía cristiana desde su martirio en el siglo III d.C. hasta nuestros
días.
Su culto se extendió desde el imperio Bizantino, patrocinado por el
emperador Justiniano y Teodosio II, hasta Inglaterra pasando por todo el
continente europeo, [1] llegando a Roma en el
siglo VI, donde se les dedicó una iglesia en el Foro.[2]
Más
tarde, en la zona de la Toscana, estos dos santos se convirtieron en los
patronos de la familia Médicis de Florencia, ya que antes de convertirse en
banqueros eran miembros de la corporación de los médicos y boticarios.[3]
En
Francia se hicieron muy populares en el siglo XII, especialmente después de que
Juan de Beaumont, señor de Luzarches, trajera consigo las reliquias de ambos
santos desde Jerusalén.[4]
También en España se les dedicaron monasterios e iglesias en León, Oviedo,
Burgos o Valencia a partir del siglo IX.[5]
Se
dice que San Isidoro de Sevilla, en el siglo VII, puso las estatuas de los
Santos Cosme y Damián en un lugar prominente en su botica.[6]
Alemania, especialmente las ciudades de Bremen y Bamberg, llegó a poner en duda
la autenticidad de las reliquias francesas al proclamar que ellos poseían las
reliquias verdaderas de éstos santos, las cuales fueron reunidas en la iglesia de
San Miguel de Munich.[7]
También en Colonia hubo monasterios dedicados a los Santos Médicos a partir del
siglo IX, pero eran particularmente venerados en las abadías de Essen, Renania,
Liesborn, Westfalia, Kaufbeuren y Suabia.[8]
Su
culto se extendió así mismo por los países eslavos, y hasta en Cracovia se
dedicó una capilla a estos santos en la Iglesia de Nuestra Señora.
Según Louis Reáu, y citando a los mitologistas alemanes Lucios y
Deubner, los Santos gemelos—pues gemelos eran Cosme y Damián—no sólo eran los
equivalentes de los Dióscuros Cástor y Pólux, sino sus duplicaciones, lo que
explicaría su rápida popularidad al ocupar el lugar dejado por los héroes
sanadores de la mitología pagana.[9]
[1]Louis Réau, Iconografía
del arte cristiano: Iconografía de los Santos, Tomo 2, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1997, pp. 340-341.
[2] Ibid., p. 340.
[3] Ibid., p. 341.
[4] Ibídem.
[5] Julia
López Campuzano, “Iconografía de los Santos Sanadores (II): San Cosme y Damián,”
en Anales de la Historia del Arte 6 (1996), pp. 257-258.
[6] Ibid., p. 257. López Campuzano cita a
Fray Justo Pérez de Urbel como fuente.
[7] Réau,
ob. cit., p. 341.
[8] Ibídem.
[9] Ibid., p., 340.
Gentileza Ortodoxia Catolica.
Sigue:
"A pesar de que esta identificación puede ser algo
discutible según Reáu, sí es verdad que la Iglesia cristiana se ha servido de ellos como sustitutos de lo
Dióscuros, e incluso permitió que, partir del siglo IV, se les venerara en los
recintos pertenecientes a Esculapio.[1]
De hecho, la basílica puesta bajo su advocación en Constantinopla estaba rodeada día y noche por enfermos que practicaban el rito de incubatio, igual que en los templos de Esculapio.[2] Más adelante tendremos en cuenta esta interpretación sobre la posible función de los Santos en sus recintos sagrados y el uso de sus obras.La popularidad de estos santos estaba basada en su fama de santos curadores. Fueron los patronos de los médicos, cirujanos, boticarios y barberos. Se les invocaba contra la peste, junto a los santos Sebastián y Roque; pero sobre todo, se les invocaba contra el muermo, la inflamación de las glándulas, la tiña, las afecciones renales, los cálculos, las inflamaciones de vientre y la incontinencia urinaria infantil.[3] También se convirtieron en patronos de los hospitales y se crearon cofradías en nombre de San Cosme.
El hecho de que estos santos fueran tan populares hizo imperativo que se
creara una iconografía específicamente para ellos. Esta iconografía se divide
en dos tipos distintos: bien formando parte de un ciclo iconográfico representando
la vida, martirio y milagros de los Santos, o apareciendo solos, realizando los
milagros por separado, bien sólo con los símbolos que los identifica. La
biografía y algunos milagros póstumos de los Santos Cosme y Damián serán la
fuente para la mayor parte de su iconografía. Su profesión médica les dotará de
con los símbolos que los identificará.
Biografía de
Cosme y Damián: Fuente de iconografía.
El comienzo de la historia
de los Santos Cosme y Damián nos introduce en una narración típica de la
creación de un mito cristiano.
Cosme y Damián nacieron en Arabia en el siglo
III d.C. [4] Eran
hermanos gemelos y tanto ellos como sus otros tres hermanos perdieron a su
padre cuando eran pequeños. Su madre, una mujer de grandes virtudes cristianas,
les educó en la fe cristiana. Nos cuenta la leyenda que ambos aprendieron
medicina en Siria y que ejercieron esta noble profesión en Egea (hoy Ayás),
Cilicia.[5] Allí
aplicaron sus conocimientos médicos tanto a personas como a animales y con gran
pericia curaban cualquier tipo de enfermedad, fuera esta la que fuere. Aún así,
cuando todo les fallaba su fe ciega en Dios les favorecía para poder obrar
milagros. Éste don atrajo a muchas personas deseosas de curarse, fuesen éstas
cristianas o no. De hecho, muchos de sus pacientes no creyentes se convirtieron
a la fe cristiana después de su curación.[6] Cosme
y Damián ejercían su profesión más por devoción que por las ganancias que
podían obtener ya que se negaban a cobrar por sus servicios—de ahí que se les
conozca como los santos anargiros, del griego “anargyroi,” es decir, aquellos
que no aceptan dinero o los desinteresados.[7]
Su desinterés por el dinero, o cualquier recompensa dada por sus
servicios, llegó a tal extremo que en cierta ocasión, cuando Damián aceptó un
donativo, Cosme le reprendió duramente.
Nos cuenta la leyenda que una dama, llamada Paladia, que había caído enferma gastó todo cuanto tenía en medicinas.[8] A tal punto llegó su desesperación que fue en busca de los hermanos médicos que tanto renombre tenían como curanderos y obradores de milagros buscando su curación. Nada más ver a los médicos Paladia se curó. Fue tan grande el sentimiento de gratitud que la invadió que ofreció como regalo a Damián tres huevos frescos. Al principio, Damián rechazó el regalo, pero finalmente aceptó el donativo. Cuando Cosme se enteró se indignó hasta tal punto que ordenó que después de su muerte sus restos no yacieran junto a los de su hermano. Sin embargo, a la noche siguiente, Cosme tuvo un sueño dónde el Señor intervino a favor de Damián excusándole por su comportamiento y así logró que Cosme olvidara el fatídico donativo y perdonara a su hermano. Esta historia se puede ver reflejada en el ciclo iconográfico de la vida de los Santos Cosme y Damián realizado por Fra Angélico en circa 1438-1440 (fig. 1). Otro ejemplo procede de la parte superior izquierda del retablo de la Catedral de Barcelona obra del s. XV de un autor anónimo. También se puede observar en una reproducción de un grabado del “Libro o práctica de Cirugía del muy famoso y experto Doctor Juan de Vigo,” impreso en Perpiñán por Louis Roure en 1627 ". A pesar de que esta identificación puede ser algo discutible según Reáu, sí es verdad que la Iglesia cristiana se ha servido de ellos como sustitutos de lo Dióscuros, e incluso permitió que, partir del siglo IV, se les venerara en los recintos pertenecientes a Esculapio.[1] De hecho, la basílica puesta bajo su advocación en Constantinopla estaba rodeada día y noche por enfermos que practicaban el rito de incubatio, igual que en los templos de Esculapio.[2]
[1] López
Campuzano, ob. cit., p. 256.
[2] Réau,
ob. cit., p. 340.
[3] Ibid., p. 342.
[4] Las
fuentes, tanto primarias como secundarias, que nos cuentan la historia o las
anécdotas de los Santos Cosme y Damián son las siguientes: Acta sanctorum,
27 Sept, p 432; Santiago de la Vorágine, La Leyenda Dorada, vol. 2, Alianza
Forma, Madrid, 2004, pp. 615-618; Louis Réau, ob. cit., pp. 339-345; Ramón Jordi González, Iconografía de los
Santos Cosme y Damián, Muy ilustre
Colegio Oficial de Farmaéuticos de la provincia de Barcelona, Barcelona, 1973,
pp. 3-12; Julia López Campuzano, “Iconografía de los Santos Sanadores (II): San
Cosme y Damián,” en Anales de la Historia del Arte, nº 6 (1996), pp.
255-266; Alfredo Tradigo, Iconos y santos de Oriente, Electa, Barcelona,
2004, s/p.
[5] López
Campuzano, ob. cit., p. 255.
[6] Réau,
ob. cit., p. 337.
[7] Ibídem.
[8] De la
Vorágine, ob. cit., p. 615; Jordi
González, ob. cit., p. 5.
Quizás le interese el documento completo :
SS. COSME Y DAMIÁN: ICONOGRAFÍA, MEDICINA, MAGIA Y RELIGIÓN Mónica A. WALKERVADILLO UniversidadComplutense de Madrid Departamento deHistoria del Arte I (Medieval). ( 17 páginas .doc)
Milagro de los santos Cosme y Damián (c.1547)
del escultor español Isidro de Villoldo. Madera policromada.
Formó parte de un retablo de la capilla de enterramiento
del doctor Francisco Arias en el desaparecido convento de
San Francisco de Valladolid (España).
Gentileza de Nicolás Perez.
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