Asociación de Médicos Católicos de Nicaragua
Queremos proponer a todo el gremio una oración, propicia para comenzar nuestras labores:
Oración del Médico
Dame Señor la fuerza
para sostener la ciencia,
que realce mi cabeza
y me aparte de toda falta.
¡ No soy digno que entres
en mi pobre casa!
El Altísimo me ilumine
con el resplandor de su Verdad.
¿ No endulzastes, el leño para que se conociera tu Valor?.
Señor, déjame conocer los signos,
endereza mis manos y purifica mi corazón.
Ayúdame a develar el misterio
de los males que aflijen a mi prójimo.
Ponme en buen camino hacia su alivio.
Ellos a ti, Señor, suplican,
así, nunca se acaban tus obras.
El médico y sus pacientes ruegan al Señor.
Juntos, pedimos al Señor, nuestra cura.
Attende Domine, et misere,
Quia peccavimus tibi.
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Attende Domine, Traducción al Español.
Attende Domine, et miserere quia peccavimus tibi. Escucha, Señor y ten misericordia porque hemos pecado contra Ti.
Ad Te Rex summe, omnium Redemptor oculos nostros sublevamus flentes: exaudi Christe, suplicantum preces. A Ti, Rey soberano, Redentor de todos levantamos nuestros ojos en llanto; escucha, Cristo, las plegarias de los que te suplican.
Dextera Patris, lapis angularis, via salutis, janua coelestis, ablue nostri maculas delicti.
Oh diestra del Padre, piedra angular, camino de la salvación y puerta del cielo: lava las manchas de nuestros delitos.
Rogamus Deus, tuam majestatem: auribus sacris gemitus exaudi, crimina nostra placidus indulge.
Rogamos oh Dios, a tu majestad: con tus oídos santos escucha nuestros gemidos, perdona bondadoso nuestras culpas.
Tibi fattemur crimina admissa, contrito corde pendimus oculta, tua, Redemptor, pietas ignoscat. Nuestros pecados cometidos los confesamos ante Ti; con corazón contrito te manifestamos lo oculto; que tu clemencia, oh Redentor, nos las perdone.
Innocens captus, nec repugnans ductus, testibus falsis pro impiis damnatus: quos redemisti, tu conserva, Christe. Inocente, fuiste capturado, y llevado sin poner resistencia, y condenado por los impíos con testigos falsos. A los que redimiste, consérvalos Tú, oh Cristo.
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